La crisis del coronavirus plantea muchos interrogantes, independientemente de cómo se evalúe la situación. Sin embargo, las soluciones duraderas sólo son posibles si se responde a las preguntas fundamentales. Pregunta a nivel superficial: ¿Qué afirmaciones sobre el virus son correctas o incorrectas? Pregunta a nivel filosófico: ¿Cómo podemos adquirir conocimientos sobre el mundo? ¿De qué «herramientas» disponemos?
A nivel superficial: El virus pone patas arriba nuestras vidas, llegando a amenazarla en casos individuales concretos. A nivel filosófico: ¿Cuál es el sentido de la vida y cuál es el sentido de la muerte?
Muchos religiosos habrán de preguntarse: ¿por qué permite Dios la enfermedad, el sufrimiento y la muerte?
A nivel superficial: ¿Debe el Estado interferir en los derechos del individuo por el bien de la comunidad?
A nivel filosófico: ¿Qué es la libertad y cuáles son sus límites? ¿Existe el libre albedrío?
Mathilde Ludendorff
Mathilde Ludendorff, filósofa nacida en 1877 y fallecida en 1966, se ocupó de estas y otras muchas cuestiones. Fue una de las primeras mujeres de Alemania en estudiar medicina. Además de su labor filosófica, luchó por los derechos de la mujer y por la liberación de los pueblos de la superstición, el ocultismo y el afán de poder de grupos religiosos. Sus 12 obras filosóficas principales, que parten de las ideas de Kant y Schopenhauer, se publicaron entre 1919 y 1962. En 1926 se casó con Erich Ludendorff, el General de la I Guerra Mundial. Ambos se complementaron en su trabajo esclarecedor sobre los peligros espirituales con los que los grupos de poder religiosos amenazan al individuo y a los pueblos. Fruto de un trabajo incansable, se publicaron y distribuyeron innumerables artículos y libros. Así pues, Mathilde Ludendorff no fue una teórica de salón ajena a la realidad, sino una enérgica luchadora por la libertad del individuo y de los pueblos.
La filosofía de Mathilde Ludendorff
A continuación ofrecemos algunas observaciones que pretenden dar una idea de las respuestas que Mathilde Ludendorff da a las preguntas planteadas al principio.
Adquisición de conocimientos: El hombre tiene dos «instrumentos» para adquirir conocimientos:
La razón, para investigar las leyes de la naturaleza, y el «yo», para todo aquello que no se puede clasificar dentro de los parámetros «espacio, tiempo y causalidad».
El sentido de la vida consiste en experimentar lo Divino, que no puede percibirse mediante la razón, y orientar la propia vida y nuestros actos hacia lo Bello, lo Bueno y lo Verdadero. Para Mathilde Ludendorff, Dios o lo Divino no son sino una paráfrasis de la «esencia del fenómeno». Este concepto no tiene nada que ver con una persona que interviene en los acontecimientos del mundo, apremiando o castigando según su criterio. Así pues, la pregunta de por qué Dios permite la maldad está, en su opinión, mal planteada.
La libertad: ¿Qué dice Mathilde Ludendorff sobre la libertad? La libertad pertenece a la esencia de lo Divino. Dios sólo puede experimentarse en libertad, de lo que se deduce que el hombre debe tener también la libertad de comportarse de forma contraria a lo Divino. Así es como surgen el asesinato y el homicidio.
Límites de la libertad: El hombre, independientemente de su ascendencia, educación o destino, tiene la libertad de decidirse a favor o en contra de lo Divino. En este ámbito no puede haber coacción alguna. Por otro lado, en el ámbito de la autopreservación y la preservación de los pueblos, la coerción puede y debe ejercerse en ciertas ocasiones. Sin embargo, ninguna medida estatal debe restringir la posibilidad de modelar la propia vida en armonía con lo Divino ni atentar contra la dignidad del hombre.
Diversidad de los pueblos: La preservación de los pueblos (todos los pueblos) y sus culturas es importante porque a través de su diversidad aumentan la riqueza de la vida Divina en la tierra. Hoy en día estos valores se encuentran en gran peligro debido a la injerencia inadecuada del Estado en los derechos del pueblo y del individuo. La cultura, que está íntimamente ligada a la experiencia de lo Divino, corre el riesgo de verse gravemente dañada.
Quellen:
Virusabbildung: CDC/ Alissa Eckert, MS; Dan Higgins, MAM, Public domain, via Wikimedia Commons